lunes, 17 de junio de 2013

Igor, please... stay with me.





Está lloviendo y me siento como si jamás hubiese visto ni sentido la lluvia. En estos momentos, me detengo a pensar en mi perrito Igor, que aún a pesar de todo lo que pasó, flamea en mi corazón. 

Era un día Viernes cuando llegó y fue un día Viernes cuando se fue para siempre, cuando llegó nada podía ser más perfecto que ese momento; nunca he sido una persona desmerecedora con los animales, es más, trato de ayudar a cada perrito o gato que se me cruza por delante, pero esta vez fue papá quién me dio tan hermoso animal y yo no podía estar más feliz. Los días pasaban y Igor cada vez se hacía más cercano a mí, jugábamos, dormíamos, ¡qué no hacíamos! Pensé que seríamos así por lo menos un mes, pero… no fue así. Sinceramente, me hubiese encantado estar en este instante junto a él, pero él no resistió… se fue un Viernes, a una semana y dos días de estar junto a mí, ¿y saben? Ni siquiera alcancé a tomarle una fotografía, ni marcar sus manitos en algún cuaderno, o morderme un calcetín…

Realmente fue injusto e hizo que mi corazón se remeciera completamente,  sé que la vida es injusta quizás hasta a veces cruel, y jamás nos da lo que nosotros queremos realmente, ¿pero dejar sin vida a Igor? Realmente me devastó. A lo mejor fue para bien, y él ahora está en un “mejor” lugar, pero jamás me voy a quedar tranquila por el hecho de no haberle ayudado en aquellos minutos trágicos, estaba en el colegio “cumpliendo deberes”, pero por ello quizás Igor aún estaría aquí, mordiéndome mi oreja y después jugando con mis pies, sin embargo, sé que ya nada puede cambiar pese a ello, le quiero muchísimo y aún sigue en mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario